23 feb 2016

Hoy no tengo nada que contar

Hoy no tengo nada que contar.
Mi silueta en el espejo
dando forma a esta 'poesía' transparente
es cuanto menos signo alicaído
de veinticuatro horas ajenas al dolor.

No he contemplado lugares bellos;
tampoco valiosos.
No he podido escuchar
melodías ni saludos.
Ni observar entre líneas a las ninfas de los tiempos.

Tampoco yo lo quiero.

Flores de color han preferido cerrarse hoy al son de mi camino.
Y el nublo de esta bóveda era un océano demasiado uniforme.

El mundo no giraba.
La vida
se



ha





parado.










Y desde el limbo existencial hoy yo confieso
que este caminar a veces
no desea dejar huella.
De invadir mi aislada alcoba
solo persiste el deseo.
Y estas horribles jaquecas,
imperceptibles y a la vez molestas,
simplemente lo acrecientan.

Hoy no tengo nada que contar.
Preferiría no hacerlo,
dado que hoy esta jornada ha resultado
insípidamente amarga.
Apagadamente seria.
Seriamente vacilante.

El día casi extinto titubea para retorcerse
en un universo aún indiferente.
Dejemos, pues,
que sea la Luna
quien nos reviva y nos aplauda,
y
quien



devuelva


el tiempo a su velocidad normal.
A su nivel creciente de felicidad
tan habitual.


Alberto García Aznar ♪

No hay comentarios:

Publicar un comentario