29 abr 2016

4:07

¿Y qué hago yo despierto
a las cuatro cero siete de la madrugada?

Sé que lo mejor sería
dejar descansar los huesos,
y los sentimientos,
después de un día tan ajetreado.

Y aquí sigo.

Consumiendo ya mis pocas energías
y mi tiempo.
Destruyendo lo poco que me quedó
de aquel momento.
Dejando que la noche converse conmigo
y todo lo congele.

¿Es necesaria esta forma de castigo?
¿Es relevante tanto tiempo de escritura?
¿O quizás es preferible
una sangrienta tortura
- esta vez tangible -
para acabar cuanto antes?

Parece más efectiva
que un corto verso exhalado,
apuntando hacia la oscuridad,
que nadie lee.
Parece benevolente
ante quien, sin desearlo,
el cielo carmín no ve.


Alberto García Aznar ♪

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