21 mar 2016

Anti-Gris

Y observando, mientras camino despacio,
de las copas arbóreas con el cielo
el contraste,
sumándole la calidez de este café,
yo me revelo.

Me revelo contra mí mismo y lo escrito
para alzar mis alas.
Alzar mi mente en vuelo.
Darme así cuenta
de que la poesía no debió ser siempre gris.
Tal y como la pintan,
como a días yo la pinté.

Fijarme de reojo
en que una conversación interesante,
aunque efímera,
puede alimentar unas rimas de color
a la vez que suicidas.

Creerme, de momento,
en que el crujir de una hoja con el suelo
es símbolo a la vez
de desmayo y de vida.
Y cuán valiosa la segunda.
Cuán olvidada entre las letras
de tiempos pretéritos.

De la esquina de una habitación
la oscuridad remota
no debiera ser matriz
de todos los versos que brotan del corazón.
Sólo si no quieres.

También este ente curvo
pero uniforme
sale al exterior.
Observa cómo realza los colores
el brillo del Sol.
Observa cómo realza tus colores,
tu mirar casi perdido ayer en verso.

Así, entre los pájaros,
sonidos y tactos,
ideas en torrentes, quizá en ríos,
aromas, culto a la esencia propia,
buscar ser un ser elevado.

¿Quién fuera el insensato
capaz de romper
- o de no ver -
con todo ello,
para escribir así,
en un tono constante,
poesía cabizbaja?


Alberto García Aznar ♪

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