El calor
de las tardes extintas de mitad de julio
se desvanece despacio.
Es como invertir el veloz paso
del amor al odio.
Intento desenvolverme con soltura
entre tanto aire denso y corrosivo.
Me mantengo a flote siendo un pez pálido
que vive y muere ahogado
en un agua que, solo con mirarla,
él mismo ha intoxicado.
***
Dicen que el poder quema.
Pero la cercanía lo logra como nada en el mundo.
Quienes sí son poderosos
y nunca vomitaron
se alejan para extinguirse
en medio de un hervor sanguíneo
arrítmico y poco calculado.
El Sol desciende
y los suelos de la calle
aún siguen ardiendo.
¿Qué fue de tu frescura,
de esa brisa en susurros
que me agarraba con fuerza?
Ahora las temperaturas
cambian lentas y quejumbrosas.
Está herido el termómetro.
***
Este fin vespertino vuestro
ya no es lo que era.
Ahora yo me alejo renqueante y descosido;
crearé un nuevo origen
con mis miembros arrancados.
Alberto García Aznar ♪
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